miércoles, 24 de noviembre de 2010

La historia de Carl Lee Hailey

-¡PROTESTO!- dijo Buckley.
-Se admite la protesta- respondió Noose.
Jake ignoró la interrupción. Habló durante algún tiempo de la violación y explicó que era mucho peor que el asesinato. En los asesinatos la víctima ha desaparecido y no tiene que enfrentarse a lo sucedido. Los parientes deben hacerlo, pero no la víctima. Pero la violación es mucho peor. La víctima dispone de toda una vida para digerirla, intentar comprenderla, formularse preguntas y, lo peor del caso, saber que el violador sigue vivo y que algún día puede fugarse o ser puesto en libertad. Todas las horas de todos los días la víctima piensa en la violación y se formula un sinfín de preguntas. La revive paso a paso, minuto a minuto, y duele siempre como la primera vez.
Tal vez el peor de todos los crímenes sea la monstruosa vilación de una menor. Cuando le ocurre a una mujer adulta, esta puede entender el porqué de lo sucedido. Un animal lleno de odio, ira y violencia. Pero ¿una niña? ¿Una niña de diez años? Pónganse en el lugar de los padres. Intenten explicarle por qué no podrá tener hijos.
-Protesto.
-Se admite la protesta. Les ruego que hagan caso omiso a las últimas palabras, damas y caballeros.
Jake no se perdía ninguna oportunidad. Supongamos, decía, que su hija de diez años ha sido violada y que usted es un veterano de Vietnam, muy familiarizado con el M-16, y que logra agenciarse uno de dichos fusiles cuando su hija yace en un hospital entre la vida y la muerte. Supongamos que el violador es capturado y que, al cabo de seis días, logra acercarse a un par de metros de él cuando sale del juzgado. Y tiene consigo su M-16. ¿Qué hará? El señor Buckley nos ha dicho que lloraría por su hija, ofrecería l aotra mejilla y depositaría sus esperanzas en el sistema judicial. Esperaría que se hiciera justicia para con el violador, que se le mandaría a Parchman y, a ser posible, que permaneciera allí el resto de su vida. Eso sería lo que haría el señor Buckley y merecía su admiración por ser tan amable, compasivo y misericordioso. Pero, ¿qué haría cualquier padre razonable?
¿Qué haría Jake si tuviera un M-16? ¡Volarle los sesos a ese cabrón!
Era sencillo. Era justo.
"Cuando la niña estaba en el bosque, apaleada, sangrienta, con las piernas abiertas y atadas a unos árboles, miró a su alrededor. Semiconsciente y alucinando, vio a alguien que corría hacia ella. Era su padre, que corría desesperadamente para salvarla. En sus sueños lo vio cuando más le necesitaba. Lo llamó entre lágrimas y él desapareció. Se lo arrebataron. Ahora lo necesita tanto como entonces. Por favor, no se lo arrebaten. La niña espera en el primer banco el regreso de su papá.. Permitan que regrese a su casa para reunirse con su familia."

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